Pasión por la rítmica

“El club es parte de mi y la rítmica es mi modus vivendus”. Así define Manola Belda el Gimnasio/Club Mabel, un proyecto que creó hace ya casi 50 años en Benicarló. Blanca López, su hija y compañera de trabajo, se mantiene en esta línea: “La gimnasia rítmica es mi vida y Mabel mi casa”. Al final, en el Club Mabel la rítmica no es, simplemente, un deporte. Es una pasión para todas las integrantes del club, que caminan juntas hacia un mismo objetivo: el del progreso y crecimiento dentro de la gimnasia rítmica.

El Club Mabel nació en 1987, aunque Manola fundó su primer gimnasio en 1974. Ese pequeño proyecto que se convirtió en su vida fue creciendo poco a poco. Los primeros éxitos a nivel nacional comenzaron a llegar y cada vez tenía un mayor número de gimnastas bajo su tutela. De hecho, uno de los recuerdos más positivos que tiene Manola está relacionado con esos logros iniciales. “Ver que una de mis hijas sobresalía y tenía condiciones y aptitudes para seguir con todo esto me dio más fuerza”, comenta Manola. Y es que Blanca López fue una de las primeras medallistas nacionales del club tras lograr, en 1994, el bronce en pelota categoría infantil. “Creamos un tandem ideal, primero siendo ella gimnasta y ahora como entrenadora”, afirma Manola.

¿Se sufre más cómo entrenadora o cómo gimnasta?

Un éxito continuado

Blanca López ha vivido, prácticamente, todo el proceso de crecimiento del club, siendo partícipe de ellos con dos roles distintos. “No soy consciente de todo lo que ha conseguido el club”, explica Blanca López al recordar la evolución de Mabel. “Realmente, la trayectoria es muy buena. Somos un club pionero en España, porque sumamos éxitos código tras código y ciclo tras ciclo”, añade. Manola Belda coincide en la regularidad del club: “El palmarés demuestra que llevamos mucho tiempo arriba… y eso es el reflejo del trabajo realizado”.

Blanca López sitúa el foco del éxito en su madre, quien asegura que es “la esencia del club” y quien le ha trasladado esa ilusión por la rítmica. Blanca López intenta llevar esa ilusión al tapiz aunque, añade que, “sin querer”, hace un papel más técnico o de jueza. Esa diferencia de roles dentro del mismo equipo es, precisamente, una de las artífices de los logros del club. “Somos diferentes y eso hace que nos complementemos a la perfección”, explica. “Ella tira de mi y yo de ella”. Así define Manola Belda su relación profesional con Blanca López.

Trabajo con las gimnastas

Una parte básica de Mabel son, por supuesto, sus gimnastas. “Son muy diferentes entre sí, por lo que cada una necesita una cosa. La planificación varía y dentro de un mismo entrenamiento cada una le dedica el tiempo a lo que tiene que mejorar”, destaca Blanca López. Además de buscar mejorar los ejercicios, Blanca López trata de trasladarles confianza, también de cara a la competición. Y es que, como explica la entrenadora, “si el trabajo se hace entrenando, después se puede plasmar sobre el tapiz”.

Blanca enseña todo lo que sabe. Dice lo que me puede ayudar para mejorar y me escucha también a mi como persona

Polina Berezina, gimnasta entrenada por Blanca López

El fruto de este entrenamiento se ve en las competiciones nacionales e internacionales. A nivel nacional, el Club Mabel tiene dos equipos en la Liga Iberdrola y con los dos consiguió podio en la 2ª fase de la misma. El equipo de Primera División competirá por el título en noviembre, mientras que el de Tercera División ascenderá directamente a la segunda categoría.

Además, hace escasas dos semanas se disputó el Europeo de Gimnasia Rítmica, al cual acudieron dos gimnastas Mabel. Una de ellas es Polina Berezina, recién proclamada campeona de España por tercer año consecutivo, que, si bien es cierto que no compite bajo el nombre del club de Benicarló —lo hace con el GR Torrevieja—, entrena con Blanca desde 2019. “Polina tiene nuestro estilo y nosotras la sentimos parte del Mabel”, afirma Manola Belda.

En 2019 nació el proyecto del Colonial, en Valencia, y allí se juntaron Polina Berezina y Blanca López. “En aquel momento, yo venía muy cerrada a los cambios y Blanca me ayudó mucho a cambiar este pensamiento”, recuerda Polina Berezina. Explica que, gracias a la confianza que depositó en ella Blanca, el progreso se reflejó en los resultados: “En el primer año ya noté el cambio, ya que empecé a mejorar a nivel internacional”.

Sin embargo, el proyecto cerró en 2021, pero Polina quería seguir con Blanca… y vino a entrenar a Benicarló, a las instalaciones del Club Mabel. “Blanca me entiende muy bien. Hay una comunicación gimnasta-entrenadora, que es algo básico”, valora positivamente Polina. “Blanca es una persona muy positiva que siempre quiere sacar lo mejor de sus gimnastas. Aunque no salga el trabajo, seguirá insistiendo para que mejores, sin enfadarse. Se implica al 200 %, puede estar horas y horas en la sala para que mejores y ester en lo más alto”, concluye.

Al fin y al cabo, recuperando las declaraciones iniciales de Manola y Blanca, para ellas la gimnasia forma parte de su vida. Se dedican día tras día al progreso de sus deportistas, cuya progresión es, según Manola, su mayor valor. “Nosotras enseñamos todo lo que es la rítmica, no solo la parte moral. Por ello, lo que más nos enorgullece es ver que una gimnasia viene con un cierto nivel y que al mes se le note el cambio”.

El proyecto que dio vida al Mabel Benicarló está cerca de cumplir 50 años. Un club ubicado en una pequeña localidad de Castellón que ha logrado elevar el nivel de la rítmica nacional y que, a día de hoy, sigue con la ambición de progresar y fomentar la gimnasia.

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